PREGUNTAS frecuentes
ESTANDARES DE LA PROFESIÓN DOCENTE

El Marco para la buena Enseñanza es un instrumento de la política pública que establece un marco de actuación para los profesores en Chile y que se pone a disposición de todos los docentes y directivos del país con el fin de guiar la enseñanza para el logro de aprendizajes de los estudiantes. Se elabora por primera vez en 2004 y, ahora en 2021, se realiza su primera actualización, donde presenta un cambio en su estructuración, pasando de constituirse en Criterios, a hacerlo en Estándares de Desempeño, con el fin de hacer descripciones más precisas de lo que los docentes deben saber y saber hacer para enseñar con los desafíos actuales.

Este cambio en su estructura permite que el Marco pase a formar parte de una construcción más amplia denominada Estándares de la Profesión Docente, que también incluye a los Estándares para Carreras de Pedagogía, y lleva a la base el concepto de trayectoria docente, que empieza en la formación universitaria del docente y que continua en su ejercicio. 

En esta nueva versión de MBE se transita desde “criterios” que estructuran al MBE de 2004, a “estándares”. Esto permite incorporar descripciones más específicas de qué se espera que sepan los docentes para lograr que sus estudiantes alcancen aprendizajes de calidad y también se alinea con la Ley N°20.903, que establece la necesidad de elaborar estándares de desempeño profesional. De esta manera, el MBE 2021 está estructurado en 12 estándares de desempeño, que están enmarcados en los mismos cuatro dominios que el Marco anterior. 

Los estándares de desempeño describen expectativas respecto a lo que debe saber y saber hacer un/a docente en el ejercicio de su rol, reflejando qué es valorado en la profesión, y con ello, qué es una enseñanza de calidad. 

Este cambio, permite que el Marco pase a formar parte de una construcción más amplia denominada Estándares de la Profesión Docente, que también incluye a los Estándares para Carreras de Pedagogía, y lleva a la base el concepto de trayectoria docente, que empieza en la formación universitaria del docente y que continua en su ejercicio. 

El MBE 2021, al igual que el MBE 2004, se estructura en base a cuatro dominios:

  • Dominio A: Preparación del proceso de enseñanza y aprendizaje
  • Dominio B: Creación de un ambiente propicio para el aprendizaje
  • Dominio C: Enseñanza para el aprendizaje de todos/as los/as estudiantes
  • Dominio D: Responsabilidades profesionales. 

En esta nueva versión, a diferencia del MBE 2004 que entregaba criterios, se incorporan Estándares Pedagógicos para el Desempeño Profesional – 12 en total –, que representan expectativas más específicas de un buen desempeño docente.

Cada uno de los estándares posee una Descripción que profundiza y entrega una breve explicación sobre el contenido de este. De cada estándar se desprenden de forma directa algunos Focos, que precisan los contenidos técnicos de la formulación del estándar. 

Finalmente, los Descriptores, que se desprenden de cada uno de los focos, especifican de qué modo se manifiestan los conocimientos, actitudes y los desempeños de un docente que logra el estándar.

Para mayor detalle ingresar en el siguiente link1:  www.estandaresdocentes.mineduc.cl

El MBE se concibe como un instrumento de la política de fortalecimiento de la profesión docente, que reconoce la complejidad de la labor de enseñar y que, por lo tanto, se hace cargo de entregar al sistema escolar una herramienta que contribuya a este ejercicio profesional. 

En su rol formativo se espera que oriente y acompañe las prácticas y el desarrollo profesional de las y los docentes del país, poniendo al docente al centro del proceso educativo y comprendiéndolo como un constante aprendiz, que reflexiona y mejora sus prácticas de acuerdo con las orientaciones entregadas y su contexto. 

En este sentido es una herramienta para todos los actores que deben acompañar y apoyar el desarrollo profesional de las y los docentes, como son los equipos directivos, los que según la Ley N°20.903 tienen esto dentro de sus tareas prioritarias, lo que implica contextualizar el Desarrollo Profesional y hacerlo situado. Los equipos directivos, son además responsables de diseñar y aprobar, con participación de la comunidad docente, Planes Locales de Desarrollo Profesional que contribuyan al Plan de Mejoramiento Educativo (PME) de cada establecimiento educacional, para lo que ahora contarán con este nuevo MBE actualizado.

En cuanto a los sostenedores, también encuentran en este instrumento un apoyo para su rol de orientar y acompañar a los establecimientos educacionales de su dependencia.  

Desde el punto de vista de la política pública de fortalecimiento de la docencia, además de propiciar todos los aspectos relevados anteriormente, marca también el referente para la evaluación de docentes, lo que permite su reconocimiento y a la vez entrega retroalimentación formativa que potencia el aprendizaje profesional situado. 

El MBE se actualiza por tres motivos fundamentales:

  1. Para responder de mejor manera al contexto actual, muy distinto al del 2004, casi dos décadas atrás: el desafío de la inclusión y que todos aprendan, de la formación ciudadana, del desarrollo de habilidades del Siglo XXI, del desarrollo socioemocional, por nombrar algunos, dan cuenta de nuevos énfasis, enfoques y situaciones que la enseñanza ha tenido que hacerse cargo y que requería de este instrumento actualizado. 
  2. La decisión, a partir de la Ley N°20.903 y su demanda de elaborar Estándares de Desempeño en los 4 dominios del Marco para la Buena Enseñanza, de hacer un solo documento que incorpore ambos desafíos, la actualización del MBE y la elaboración de Estándares de Desempeño, en un solo documento y así no agregar mayor complejidad al sistema.
  3. Finalmente, la oportunidad de articular desde los Estándares a la formación de los futuros docentes por parte de las universidades con el sistema escolar, y aprovechar todo el virtuosismo que este vínculo puede generar. 

Si bien los Estándares para Carreras de Pedagogía no están pensados directamente para el docente en ejercicio, sí forman parte de una propuesta articulada que es inédita en el sistema escolar chileno y que conforma lo que se ha llamado los Estándares de la Profesión Docente, que reconoce la complejidad de ser profesor y su formación, poniendo al centro al docente y su trayectoria profesional, que inicia en su formación universitaria.

La articulación de estos documentos permite que se hable en un mismo idioma en todo el sistema, por lo que, para el sistema escolar y los docentes en ejercicio, conocer los estándares con los que se forman los nuevos docentes servirá de referente para la implementación del currículum actual, desde los Estándares Disciplinarios, como también para la formación continua, y la unificación de criterios con aquellos docentes recién egresados.

La actualización del MBE implica un cambio en el referente pedagógico desde donde se construyen los procesos de evaluación y reconocimiento a la docencia que se realizan en el país. Hay una renovación de lo que se considera una “buena enseñanza” a la luz de los cambios y exigencias que la sociedad y el sistema educativo planeta a los y las docentes.  Lo anterior, al alero de los mismos dominios y aspectos que engloban la pedagogía. Esta renovación implica revisar lo que hasta ahora ha estado evaluando a los docentes en servicio, siendo una oportunidad para actualizar la pertinencia de las evaluaciones y que la participación en estas tenga un mayor impacto en el desarrollo profesional de los y las docentes y en aprendizajes de mejor calidad.

Para lo anterior se requiere revisar y renovar el marco evaluativo de ambos instrumentos que se emplean hoy, portafolio y prueba. Se trata de revisar el desempeño y conocimientos pedagógicos deseables y que hasta ahora se han evaluado con el referente vigente, enfrentándolos a los Estándares que el nuevo MBE propone como la nueva pedagogía para los diversos contextos del sistema educativo nacional. Si bien los Estándares pedagógicos de desempeño docente que actualizan el MBE 2004 se encuentran en vigencia desde su publicación, el proceso de ajuste de los instrumentos y el proceso de conocimiento y profundización en el sistema escolar ha hecho al ministerio decidir comenzar su aplicación en los instrumentos que se van a emplear en el año 2023. 

El ministerio, entendiendo las posibilidades que tiene este Marco para la mejora de la enseñanza a través del aprendizaje profesional, ha diseñado un plan de implementación, articulando un conjunto de actores y acciones tendientes a favorecer dicha apropiación.

Para esto, se ha elaborado este sitio web, para que este sea un espacio para “aprender a enseñar” en el día a día, donde se pone a disposición el Marco para la Buena Enseñanza además de instrumentos, recursos, podcasts, infografías, bibliografía y otros materiales que se irán reforzando con el tiempo de uso y las buenas prácticas que se puedan ir relevando. Este espacio está pensado para los docentes directamente, como primer responsable de su desarrollo profesional, y para los directivos y sus equipos, que tienen como tarea prioritaria el desarrollo de los profesionales de la educación que ejercen en sus establecimientos educacionales.

Además, los docentes y las mismas escuelas contarán con otros insumos y espacios para la esta apropiación.

Por último, el nuevo MBE será incluido de manera orgánica en los dispositivos y procesos con los que las escuelas ya cuenten, para hacer más sencillo así el proceso de transición al nuevo documento y su uso, por ejemplo, desde el Plan Local que es parte del Plan de Mejoramiento Educativo de cada establecimiento. 

Es el currículum de la asignatura el que sirve como referente sobre los mínimos que debe saber enseñar un docente en ejercicio.

No obstante, si bien los Estándares Disciplinarios para Carreras de Pedagogía están hechos para los docentes que egresan de su formación inicial, estos constituyen una buena guía sobre qué es lo que el docente debe saber en cuánto a conocimiento disciplinar y didáctica específica. De esta manera se puede agregar como un nuevo referente para el docente en ejercicio, para poder mantenerse actualizado en el conocimiento de su disciplina y responder a los desafíos del currículum de hoy, y para los equipos directivos y técnicos pedagógicos, para acompañar este proceso de desarrollo profesional. Finalmente, será una guía para que entre profesores que ingresan al sistema y los que ya estén inmersos en él, se pueda hablar un lenguaje común con respecto a la disciplina.

La evaluación de las competencias y conocimientos de los docentes debe distinguir entre acciones a realizar al interior del establecimiento educacional y las evaluaciones sumativas como las que actualmente se realizan para la Evaluación Docente y para el Sistema de Reconocimiento. 

Ambos procesos deben aportar a la formación de los docentes, y realizarse de manera cíclica y continua. Si bien los resultados de las evaluaciones sumativas son un insumo para las acciones de evaluación formativa que, al interior de cada establecimiento, los equipos de profesionales deberían realizar y contextualizar, esto no puede ser lo único que guíe el desarrollo profesional. Por lo demás, siempre se debe considerar que en la operacionalización del MBE y sus estándares hay una pérdida de contenidos por las características de las evaluaciones masivas que una evaluación formativa, dentro del contexto donde ejerce el docente, debería terminar de obturar todo aquello que la primera no puede alcanzar.

Finalmente, desde el uso de los resultados que proveen los procesos evaluativos, hay una oportunidad de uso formativo, llevando insumos a docentes y sus directivos, que una vez contextualizados y leídos desde su realidad, contribuyen a la gestión individual y colectiva del Desarrollo Profesional.

El reconocimiento a la complejidad de la tarea docente y el rol insustituible que tienen en los aprendizajes de las y los estudiantes, ha hecho que en Chile, así como en muchos países, se avance en una política de estándares que genere acuerdos sobre lo que se considera una buena enseñanza. Para ello definen un lenguaje y significado común para la discusión y reflexión profesional sobre la preparación de la enseñanza, su práctica, la responsabilidad profesional que la media y su mejoramiento (Clinton et al., 2017). Estos acuerdos se instalan como punto de referencia común para todo el sistema educativo, de formación de futuros profesores y del sistema escolar, sentando bases para la reflexión y diálogo entre diversos actores, facilitando la articulación entre diferentes procesos de formación docente, iniciales y continuos, y permitiendo orientar el desarrollo profesional de las y los docentes hacia marcos de calidad establecidos. 

De este modo, el sentido de una política de estándares de la profesión docente se basa en la certeza de la relevancia y complejidad de la enseñanza y en la visión de una política educativa que decide acompañar esta función, sistematizando en estándares un cúmulo de experiencia y aprendizaje de docentes, para ponerlo a disposición de las universidades y sus procesos formativos,  otros docentes y de su aprendizaje profesional continuo, de los directivos desde su rol prioritario de empujar este aprendizaje, y la política pública, que debe promover el desarrollo profesional y  evaluar el desempeño para  generar insumos que nutran este aprendizaje. 

Etimológicamente proviene de la palabra estandarte.  Un estándar es un ‘acuerdo’ respecto del desempeño que debe demostrarse en un determinado dominio para considerar que se ha alcanzado un determinado nivel de competencia en este y al hacerse públicos, adquieren el carácter de compromiso social.

Es un acuerdo que está basado en evidencia, y tiene la doble acepción de “significado” o de aquello por lo cual se está dispuesto a luchar (stand for), y de “vara” que se debe superar.

Un estándar no necesariamente uniforma o “estandariza” el modo de alcanzar ni de demostrar lo que se ha alcanzado, sino que se transforma en una hoja de ruta o un objetivo hacia el cual caminar, al cual se puede llegar de innumerables maneras distintas.